Adoptaron a 5 hermanos luego de ver cuán tristes estaban por ser separados

Cuando les dieron la noticia, los niños lloraban y saltaban de felicidad, ya no tendrían que separarse nunca más.

Adoptar pareciera ser un proceso simple, pero no lo es para nada y esto tiene tanto cosas a favor como en contra. Por supuesto que los tramites y evaluaciones tienen que ser lo más rigurosos posible porque estamos hablando de una vida y entregarle a alguien un niño es la responsabilidad más grande que puede haber.

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Lamentablemente no son pocos los casos en los que institutos, por descuidados o porque simplemente a veces resulta imposible de evitar, han entregado niños a personas o a familias que no están en condiciones económicas y, peor aún, psicológicas para cuidar de alguien. Duele el corazón acordarnos de aquellos testimonios en los que adultos narran como de niños fueron dados en adopción a personas terribles que los abusaron y maltrataron de todas las formas posibles.

Por ello es indispensable que los niños que están listos para ser adoptados terminen en manos de padres amorosos, personas idóneas en todos los sentidos para cuidar de ellos como merecen.

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Sin embargo, lo complicado, largo y costoso que se hace adoptar un niño conlleva una enorme desmotivación para aquellos que quieren darle un hogar a alguien que desesperadamente lo necesita. Existen padres que esperaran por décadas, gastan miles de dólares y se enfrentan a un escrutinio sin igual para lograr finalizar el proceso de adopción y al fin poder gozar de la satisfacción y alegría de tener un niño en sus vidas.

La historia de Mariela y Claudio.

Algo muy parecido les sucedió a Claudio Boccalon y a Mariela Rzepeski, una pareja argentina que hicieron hasta lo imposible por adoptar, pero cuando el día de conocer a su futuro hijo llegó, tuvieron que enfrentarse a una situación totalmente inesperada y sobre todo desgarradora.

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Estas dos personas formaron un ejemplar matrimonio, lleno de amor, compañerismo, amistad y apoyo mutuo. Desde antes de casarse, cuando apenas estaban empezando a conocerse pero el amor ya germinaba entre ellos, soñaban juntos con tener una bonita familia con dos o tres hijos. Incluso, jugaban a imaginarse como serían esos hijos, qué aspecto tendrían, qué genero, cómo los llamarían y cómo sería la casa donde habitarían los cinco y conformarían el hogar ideal. Lamentablemente las cosas generalmente no salen como lo planeamos y por más controladores que seamos el destino nos lleva por caminos insospechados. Las fantasías de esta pareja se desarrollarían de forma muy diferente a como ellos lo creían cuando eran jóvenes.

Pese a lo soñadores, por supuesto, no eran desconocedores del tremendo reto que significaba a nivel económico, de tiempo y de sacrificio criar y sostener una familia tan grande como la que anhelaban, por eso decidieron ir con calma, primero casarse y cuando su situación fuera idónea comenzar el proyecto de los hijos.

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Los hijos no quieren venir.

Ellos lo intentaron una y otra vez por años pero por más que se esforzaban no lograron engendrar un niño. Se hicieron miles de exámenes, se sometieron a incomodas pruebas y siempre los médicos les dijeron lo mismo: no eran fértiles.

Entonces recurrieron a lo que era el paso más obvio a seguir: intentar tratamientos de fertilización artificial. Probaron de todo incluyendo la fertilización in vitro pero nada dio resultado, parecía como si el sueño de tener hijos se les negara como un capricho del azar. ¿cómo era posible que deseándolo tanto se les presentara como algo imposible de alcanzar?

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Desilusionados se fueron haciendo a la idea de permanecer solos, no es que no fuera suficiente, pero habían hecho tantos planes con los hijos que ahora resultaba triste aceptar que ese fuera su destino. Pasado un tiempo prudencial de su último intento fallido una nueva idea comenzó a rondar por sus cabezas: ¿y si adoptaban? Al principio estaban un poco reacios pero poco a poco les fue gustando más y más y así comenzaron el largo camino de la adopción, en ese momento no sospechaban ni un poco lo que les esperaba más adelante.

El largo camino comienza.

La pareja esperó por más de 10 años a que el proceso finalizara. Estaban realmente exhaustos financiera y emocionalmente y por momentos se planteaban si no era un error intentar adoptar. Cuando todo parecía llegar al limite al fin recibieron la llamada que por tantos años estuvieron ansiosamente esperando.

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Había un niño que necesitaba un hogar y se ajustaba al perfil de ellos. Se trataba de Julio, un jovencito de otra provincia que era constantemente rechazado por los posibles adoptantes debido a su edad. Para ese entonces el niño tenía 12 años y todos decían que era demasiado viejo para adaptarse a una familia, que traería consigo muchos malos comportamientos adquiridos y que lo que más deseaban era un bebé o un niño pequeño para poderlo educar según su preferencia.

Mira en el vídeo a continuación cómo fue el momento en que Mariela y Claudio conocieron a Julio y sus hermanitos:

Mariela y Claudio no estaban de acuerdo y se entristecieron mucho al enterarse de la situación de Julio. De inmediato aceptaron adoptarlo y a los pocos días viajaron para conocerlo. Cuando lo vieron supieron que el niño estaba destinado a estar con ellos, era como si lo hubieran estado esperando toda la vida. Pero también notaron que el chico no estaba solo, aferrados a él estaban otros cuatro niños que resultaron ser sus hermanitos. A los dos padres se les rompió el corazón de pensar en separarlos y dejar a la deriva a los más pequeños. Allí mismo tomaron la decisión de adoptarlos a todos, a los cinco!!!

Mira en el vídeo a continuación lo que ha significado para Claudio tener cinco hijos de un momento para otro:

Mariela dice lo siguiente acerca del día en que conoció a Julio y a sus hermanitos:

Esa noche por primera vez me sentí mamá, nos conquistó el amor por sus hermanos; él fue la puerta para sus hermanos

También han confesado que todo fue una locura, luego de pasar tanto tiempo solos, de un momento para otro tenían cinco niños corriendo por toda la casa, no dejan de reconocer que es todo un reto pero que la alegría es incomparable al desorden y sacrificio que conlleva tenerlos. Además, resaltan lo increíble y conmovedor que fue ver a Julio, un niño tan bueno, tan apegado y responsable cuidar de sus hermanitos, no los quería abandonar y separlos hubiese sido el acto más cruel.

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Julio estaba muy preocupado de irse, no sabía que hacer ante la posibilidad de por fin tener un hogar pero a costa de abandonar a sus hermanitos. Cuando los padres les dieron la buena noticia de que los adoptarían a todos, la carita que pusieron es indescriptible: al comienzo no sabían si era verdad lo que escuchaban luego lloraron pero de felicidad.

Ahora conforman una hermosa familia, se aman entre todos y le dan un ejemplo a las demás personas de amor y generosidad, donde lo único que les importó fue darle la oportunidad a unos inocentes chicos de cambiar su vida y vivirla llena de afecto y bienestar.

No olvides compartir su historia por que es un testimonio de lo que la buena voluntad puede lograr!

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Fuente: La Nación.