Una pequeña antes de partir deja oculto un mensaje de ánimo para sus familiares *

La pequeña superó el periodo de expectativa que los médicos le dieron en un inicio, murió más de 200 días luego de ser diagnosticada. Sus padres, Keith y Brooke Desserich, que se encontraban en plena remodelación de la casa, cuando se enteraron que su hijita estaba gravemente enferma, abandonaron todo proyecto y se dedicaron a compartir lo que le quedaba de vida con ella, a hacerla feliz y disfrutar de su cálida existencia.

Decidieron no decirle nada acerca de su enfermedad, dada su corta edad pensaron que esto le sumaría un estrés completamente innecesario, era mejor que siguiera siendo la niña alegre que desde muy pequeña había sido.

Sin embargo, el cáncer no perdona y a los pocos meses la pequeña Elena no pudo hablar más producto del tumor que tenía en la cabeza, pero eso no la silenció, ella encontró la forma de seguir comunicándose y se volcó hacía los dibujos. Pintaba todo el día, no paraba.

Cuando la niña falleció el vació que dejó tras de sí fue enorme y entonces un día cualquiera en medio de su profundo luto, el padre movió un libro de lugar y un pequeño papel cayó al suelo, al principio pensó que se trataba de algo sin importancia, lo recogió y sus lágrimas inmediatamente inundaron sus ojos, era una nota que Elena había escrito antes de morir en la que manifestaba cuanto los amaba, a ellos y a su hermanita.

Pasaron unos días y dentro de la caja de un CD de música halló otro mensaje similar, poco a poco la familia encontró oculto en cada rincón de la casa mensajes que la nenita fue dejando antes de partir, cuando sus fuercitas aún le permitían escribir y dibujar. (Lee también: su hijo murió, tres años después aparece un niño en su puerta y le dice “mamá soy yo”).

Les estaba diciendo en su tierna manera que todo iba a estar bien, que a pesar de que ella ya no estaba en este mundo los amaría por siempre y que algún día se volverían a ver. Cada mensaje que encontraban era como tenerla por un segundo de nuevo con ellos, era un regalo que les hacía desde el más allá.

Su padre conservó el último mensaje que encontraron y no lo quiso abrir porque de cierta forma era como escuchar a su hijita por última vez, durante mucho tiempo dijo que no se sentía aún preparado para eso.

El momento llegó.

No hay explicación científica para saber qué pasaba por la mente de la pequeña Elena mientras escribía estos dulces mensajes, tampoco porqué decidió ocultarlos de manera que sus padres y su hermanita los fueran encontrando poco a poco, no todos de golpe, y mucho menos nos podemos explicar como hizo para que el último mensaje que hallaron escondido en el rincón más remoto del hogar, resultara tan significativo y sobre todo definitivo.

De alguna manera su padre sabía que estas serían las últimas palabras y seguro las más importantes, por ello necesitó de tiempo para recoger el valor de abrir ese último mensaje. Cuando lo hizo, experimentó, tal vez, el momento más feliz y al mismo tiempo nostálgico de su vida.

El mensaje decía: «Todo estará bien»

Con estas sencillas palabras Elena Dusserich finalizó su existencia en este mundo, pero dejó tras de sí la consoladora idea para sus familiares de que donde sea que ahora se encuentre, ella está bien y quienes se quedaron algún día, cuando el dolor sane, lo estarán también.

Datos hermosos sobre Elena Desserich.

Su padre, en un sitio web que realizó en honor a su hija y en el libro que escribió titulado «Notes left Behind», explica que su pequeña siempre decía que había nacido para ser mamá, soñaba con convertirse un día en una y tener un montón de hijos. Amaba a los bebés, no podía ver uno sin abalanzarse sobre, alzarlo y besarlo.

También, cuenta que la pequeña siempre escribía su nombre al revés, es decir escribía anele, no porque no supiera cómo escribirlo correctamente, sino porque le parecía lindo como se veía. Era su firma.

Otro dato curioso, se sentaba siempre cruzando las piernas. Además amaba vestirse con todo el rosado que pudiera y odiaba los pantalones, le decía a su madre «pantalones no, siempre vestidos».

Adicionalmente a su estricto código de vestimenta, en su armario no podía faltar un sin número de diademas o balacas.

Cuando nació su hermana fue el día más feliz de su vida, Elena amaba a Grace por encima de todas las cosas, la cuidaba, la besaba y ayudaba a su madre a velar siempre por ella.

Sin lugar a dudas, fue una personita muy especial.

Comparte esta historia si crees que aquellos que parten dejan algo de sus almas a nuestro lado para acompañarnos en el camino que nos queda aún por recorrer cuando ellos ya se han ido para siempre.

Fuente: DailyMailLittleThings.