Enfermera adopta una bebé después de que nadie la visitara durante 5 meses

En 5 meses la familia de esta bebita no fue una sola vez al hospital.

Liz Smith nació en una familia de cinco hijos, tres mujeres y dos varones, ella era la del medio. Sus padres se separaron cuando cumplió los nueve años de edad, un hecho que marcó su infancia, pero que recuerda con cariño al evocar la imagen de su madre que a partir de allí se encargó de llenar con risas y alegría el hogar, sustituyendo con esto la ausencia del padre.

Lamentablemente diez años después Liz perdió a su madre también.

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Este fue un golpe devastador para la familia, pero gracias a los valores inculcados por la madre los cinco hermanos lograron mantenerse unidos y apoyarse mutuamente ahora que ella ya no estaba en sus vidas para llenarlas de color.

Mi madre era una enfermera pediátrica que siempre ponía a los demás en primer lugar, le contó Liz a The Washington Post, recordando con cariño a su mamá.

Cuando Liz creció quiso seguir el ejemplo de la mujer que le dio la vida y como una manera de honrar su memoria se convirtió en la directora de enfermería del hospital Franciscan Children en Brighton, Massachusetts.

Un sueño truncado.

Cuando terminó de hacer su carrera y sus hermanos comenzaron a formar sus propias familias, Liz pensó que a ella también le llegaría el momento de seguir ese camino, pero no fue así, pues algunos años después descubriría que no podía tener hijos.

La noticia la golpeó en todo el centro de su corazón, pues había tenido una madre tan amorosa y entregada que de alguna manera contó durante todo su vida con que iba a llegar el momento de volcar todo lo recibido hacia sus propios hijos. La nueva circunstancia le hizo atravesar momentos realmente difíciles.

Poco a poco se fue recuperando y contempló la idea de hacerse una fecundación in vitro, pero amargamente descubrió que su seguro no incluía tales procedimientos y que no contaba con el dinero para costearlos de su propio bolsillo así que como antes tuvo que hacerse a la idea.

Una de sus hermanas le habló sobre la posibilidad de adoptar un niño, pero Liz la rechazó de inmediato. Se concentró en darle todo su amor a sus 13 sobrinos, quienes la aman con todas sus fuerzas y reconocen que ella es su tía favorita.

Dos destinos se cruzan.

Cierto día mientras caminaba por uno de los pasillos del hospital en el que trabaja, se topó con una enfermera que salía del ascensor cargando una dulce bebé de ojos azules, ella intrigada le preguntó quién era esa adorable niña, la respuesta de la enfermera fue algo para lo que Liz nunca estuvo preparada.

La enfermera le contó que era una bebé prematura que estaba bajo la custodia del hospital y que había sido remitida desde otra ciudad para recibir tratamiento porque sufría de síndrome de abstinencia neonatal, debido a que su madre había consumido sustancias psi-coactivas durante el embarazo.

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Tanto el padre como la madre de la bebé habían sido internados en una clínica de desintoxicación, la nena estaba completamente sola en el mundo y durante los cinco meses que llevaba en el hospital no había recibido ni siquiera una sola visita de un ser querido.

Nace un vínculo especial.

Desde el momento en que la conocí, había algo detrás de sus llamativos ojos azules que captaban mi atención, le dijo Liz Smith a The Washington Post . Sentí que tenía que amar a esta niña y mantenerla a salvo.

Luego de conocer la historia, Liz no pudo volver a sacar de su mente a la pequeña Gisele, nombre asignado por el Estado para darle una identidad y comenzó a averiguar más cosas sobre ella, fue cuando se enteró que servicios sociales le estaba desde hace meses buscando un hogar de acogida, pero como la bebé tenía problemas derivados del tiempo que pasó dentro del útero de su madre, no hallaban uno que quisiera lidiar con todo ello.

Liz tomó esto como una señal, la bebé necesitaba una casa y ella tenía una que siempre había soñado llenar con muchos bebés. Entendió que eran la una para la otra.

Voy a criar a este bebé. Voy a ser su madre – Recordó la conmovida mujer.

Tramitó la solicitud para ser madre temporal de Gisel y y todas las tardes luego de terminar su turno la visitó en su habitación, le tomaba la mano, le hablaba, la consentía… fue este tal vez el primer contacto humano que la niña tuvo en su vida.

Además la pequeña no lograba avances significativos en la mejoría de salud, tal vez en gran medida, porque no estaba recibiendo un trato personalizado y mucho menos amor.

Estaba atrasada en su desarrollo y quería sacarla del hospital y hacer que mejorara. – Le dijo Liz Smith a The Washington Post.

La vida juntas comienza.

Al cabo de un mes que Liz aplicó para ser el hogar de acogida de Gisel, ambas cruzaron la puerta del hospital triunfantes. Un horrible capitulo se cerraba, pero uno nuevo, lleno de ilusión y esperanza se abría.

Un juez otorgó la custodia temporal a Liz Smith sobre Gisel.

Franciscan Children’s

Por fin Liz era madre y Gisel tenía un rostro conocido al cual referirse como «mamá».

Al salir del estacionamiento del hospital con Gisele y un auto lleno de cosas para bebés, me sorprendió que estuviera sucediendo. – Recordó Liz.

Sus hermanos y hermanas que eran consientes de cuán importante era todo el asunto para Liz y la hermosa oportunidad que le estaba dando a una bebé que necesitaba con urgencia un hogar lleno de amor, le organizaron un Baby Shower, ese día la mujer sintió que sería el comienzo de un gran futuro.

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No obstante, las cosas no serían tan fáciles, aún les quedaba un largo camino por recorrer.

Los derechos de los padres biológicos están por encima de los de Liz Smith.

Resulta que pese a todo el contexto que envolvía a esta pequeña bebé y a la generosa enfermera que quería darle todo lo que no había tenido hasta entonces, el Estado consideraba que los derechos de los padres biológicos primaban por encima de todo y cuando la custodia de Gisel le fue otorgada a Liz, se hizo bajo la condición de que sería temporal y que tan pronto los progenitores se recuperaran de su adicción, la niña se les entregaría a ellos.

Esta idea le rompía el corazón a Liz, no sólo porque no se quería desprender de Gisel, sino porque le preocupaba que los padres no estuvieran en condiciones de cuidarla.

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En un comienzo se pautó que los padres biológicos tendrían visitas programadas con la bebé, pero nunca se llegó a esto por la condición de los padres que entraban y salían constantemente de recuperación.

Pese a todo esto, el Estado todavía persistía en su principio sobre la prioridad de los padres biológicos, incluso cuando los jueces vieron que la situación con ellos era inviable y les retiraron sus derechos paternales, empezaron a buscar familiares cercanos para asignarles a la bebé, pero no hallaron ninguno.

Franciscan Children’s

Un final feliz.

Mientras tanto Liz siguió peleando por la custodia definitiva de la niña hasta que por fin el 18 de octubre de 2018, dos años después, un juez se la otorgó.

En esta foto Liz Smith y Gisel celebrando la adopción definitiva luego de compartir juntas casi dos años.

Ashley Pizzuti

Las palabras que su señoría le dirigió a Liz Smith para darle la buena noticia conmovieron a la sala entera:

Cuando un juez entra en esta sala, todos muestran su respeto, le dijo el juez. Pero hoy mi respeto es para ti Liz y mereces el respeto de todos los que están en esta habitación. Un nacimiento es un milagro. Pero adoptar un niño a millas de distancia es el destino. Eso fue lo que las unió a ustedes dos.

Este juez se merece un aplauso! Por primera vez alguien reconoció las buenas acciones de esta gran mujer y formalizó los derechos que a pulso se ganó.

Ese día tal vez fue el más feliz de Liz, sin embargo, tuvo sus notas amargas, pues ella con su inmenso corazón tenía todavía espacio para pensar en la madre biológica de Gisel.

El día que recibí la llamada de que sus derechos paternales habían sido cancelados fue muy triste, dijo. Mi ganancia fue la pérdida de otro. Es un sentimiento difícil de describir cuando estás experimentando este momento de cambio de vida y otra persona también lo está experimentando pero de la manera opuesta. La conclusión es: para los padres biológicos debe ser devastador.

Actualmente, Gisel tiene más de tres años y aunque todavía debe alimentarse por un tubo como parte de las secuelas de lo que vivió durante su periodo de gestación, es una niña alegre, consentida y feliz.

Liz pudo realizar su sueño de ser mamá y está por completo dedicada a su trabajo de enfermera y a su hija.

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Fuente: The Washington Post.