Imágenes de la Nasa muestran como China se está descontaminando gracias al Coronavirus

A nuestra costa, el principal beneficiado del Coronavirus parece ser el planeta.

China no solo es el país donde surgió la pandemia que hoy tiene al planeta en alerta total, también es el epicentro de una de las economías más sólidas del mundo y esto, a su vez, ha generado que sea el cuarto país más contaminado, al poseer cientos de industrias que aportan a este problema.

Pixabay

Un gigante enfermo.

Ser, casi literalmente, la fábrica del mundo tiene consecuencias catastróficas para la salud de los miles de millones de habitantes del país asiático y aunque el problema tiene muchas aristas, el gran foco de preocupación desde décadas anteriores es la producción de energía por medio de uno de los recursos naturales más contaminantes: el carbón. Este método, sumado a la industrialización, la era tecnológica y el transporte han hecho que China se convierta en una bomba de tiempo, en especial, en sus zonas más urbanas.

 

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En diciembre de 2019, cuando el Coronavirus surgió en Wuhan, un área que, precisamente, es una de las que sufre cada vez que hay un pico de contaminación, las alarmas se activaron y la disciplina que caracteriza a esta población hizo que tomaran medidas drásticas, entrando en cuarentena total, ciudad por ciudad. Sin embargo, lo que no esperaban era encontrarse con la solución a otro problema mientras intentaban no llegar a la pandemia.

Todo se detiene y el planeta lo agradece.

Lentamente, todas las actividades industriales, comerciales y de transporte se fueron deteniendo en China y esto, lejos de solo ser una medida de contingencia también le permitió dar un respiro al planeta.

La NASA y la Agencia Espacial Europea que se encargan a diario de monitorear el planeta, pudieron verificar que en enero, la situación ambiental seguía siendo la misma al mirar al país: una nube amarillenta de dióxido de nitrógeno, un gas característico en espacios con mucha actividad de transporte e industria, cubría por completo las zonas urbanas.

NASA/ESA

Sin embargo, todo cambió entre el 10 y el 25 de febrero cuando, drásticamente, la nube de ese amarillo con vetas de café desapareció casi en su totalidad. Un resultado sorprendente y liberador para la población china, pues, aparte de enfrentarse al virus, a diario luchan con otras consecuencias respiratorias que son mortales en casos específicos, todo derivado de este gas que causa tos, asma y dificultad para respirar.

El problema somos nosotros.

Esta es la primera vez que veo una caída tan dramática en un área tan amplia para un evento específico. –Escribió Fei Liu, investigadora de calidad del aire en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en un comunicado.

Seguramente cuando la pandemia pase, China tendrá que volver a lidiar con las consecuencias de un sistema productivo voraz, entre las que se destacan las que viven cada año cuando las escuelas y trabajos cierran y salir a la calle implica caminar entre una niebla espesa que no deja divisar el camino. Sin embargo, haber tenido un aire mucho más limpio puede ser el comienzo de una revolución que lleve a pensar en industrias mucho más limpias y responsables.

 

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Los ciudadanos chinos, a pesar de vivir todavía con miedo por el virus originario de esta región, hoy pueden respirar sin sentir que les falta el aire, un recordatorio del planeta que tenemos que cuidar.

Fuentes: CNN, BBC MUNDO