Le dijeron que no se arriesgara pero él no podía dejar ir a su esposa sin decir adiós

Con 86 años el Coronavirus no dio tregua y los médicos no pudieron hacer nada, pero su esposo de 90 años aún podía hacer algo por ella.

Sam y JoAnn Reck acaban de demostrarle al mundo entero que las barreras no existen cuando se trata de quien nos acompañó a lo largo de la vida. Su relación ha sido halagada por medios locales e internacionales que los señalan como el ejemplo perfecto para el amor en tiempos de pandemia y el desenlace esperado para una vida de felicidad.

Scott Hooper

Un amor más allá de la distancia.

Sam y JoAnn se casaron hace casi 30 años, cuando volvieron a encontrar el amor después de tener a sus respectivas parejas y familias. En ese momento la dupla se unió por el interés común que compartían sobre el genero musical denominado Bluegrass, perteneciente a los ritmos tradicionales de Estados Unidos y disfrutaron del nacimiento de su romance viajando a través de todo el país asistiendo a festivales y conferencias relacionadas con el tema.

Scott Hooper

Durante todo su recorrido juntos fueron inseparables y vivieron a plenitud la complicidad que tenían, sin embargo, la vejez fue llegando y con ella, los achaques normales que traen los años. Hace doce meses, JoAnn fue diagnosticada con demencia y la enfermedad le fue robando sus memorias y su capacidad para cuidarse por si sola. En ese momento, Sam y el resto de la familia, decidieron darle el mejor de los cuidados y trasladarla a Florida Presbyterian Homes, una residencia especializada en los cuidados de adultos mayores.

A pesar de haber aceptado la realidad, Sam luchó para conseguir un apartamento justo al lado del pabellón donde JoAnn era cuidada desde el momento en el que fue internada.

Como si se tratara de dos adolescentes, ambos se encontraban a mediodía, cada día, mientras se saludaban con efusividad, ella desde el primer piso y él, desde un balcón donde sonreía por volver a verla.

Pierre Ducharme

Pasaban un par de horas al día viviendo su relación que muchos de los residentes catalogaban como algo a lo Romeo y Julieta, pero, el 11 de marzo el gobernador de la Florida prohibió las visitas externas a los hogares para personas de la tercera edad a raíz de la crisis del Coronavirus, por lo cual, Sam y JoAnn quedaron separados sin previo aviso.

Sostener su mano por última vez.

La medida de aislamiento tomada, y que afecta a las personas de la tercera edad especialmente, fue impuesta por el alto contagio en centros de cuidado, el cual comprendía un porcentaje cercano al 50% en todo el estado.

Aunque JoAnn con su padecimiento no podía entender la razón por la cual no podía ver a su esposo durante tantos meses, con toda la paciencia del mundo, él le explicaba que por el contagio era lo mejor para los dos, cada vez que ella preguntaba entre sollozos.

Pierre Ducharme

A finales de Junio, cuando ya llevaban varios meses sin disfrutar de la compañía del otro, Sam vio cómo su mayor miedo se materializaba: JoAnn empezó a tener síntomas de COVID y fue trasladada al Centro Médico Regional de Salud de Lakeland donde su prueba fue positiva. La mujer que tenía tos, fiebre y fatiga persistentes entró en el grupo de pacientes más vulnerables y los médicos explicaron a la familia que su deceso era inminente.

Al saber de su pronóstico reservado, Sam y los hijos de JoAnn quisieron conectarla a un ventilador, pero los médicos dieron una opinión profesional que los quebró a todos: el procedimiento para ponerle este respirador podría ser traumático y doloroso para ella. En ese momento, tanto su esposo como toda su familia, tomaron la decisión de mantenerla tranquila con cuidados paliativos y no someterla al procedimiento del respirador.

Al estar en su lecho de muerte, JoAnn pudo recurrir a algunas excepciones del cuidado médico y logró ver una vez más a toda su familia, incluyendo al dueño de su corazón: Sam.

El sábado 11 de Julio después de días interminables sin mirarse a los ojos, Sam pudo sostener la mano de su esposa durante las últimas cuatro horas que tuvieron juntos.

Scott Hooper

A este abuelito que llevaba todos los elementos de seguridad sobre él, no le importó estar expuesto, sabía que podía ser la última vez que vería al amor de su vida y lo fue. Como si se tratara de un último soplo de vida para poder ver a los que amaba, JoAnn vivió para verlos y esa noche dio su último respiro, tranquila por haber podido estar con ellos una última vez.

Del encuentro queda este emotivo vídeo, son las últimas imágenes que muestran el amor de los dos esposos y la tranquilidad en el corazón de Sam por haber podido ver de nuevo a su esposa, a la mujer de su vida, a la compañera de su camino.

A pesar de ser confirmado como un caso positivo después de su visita al hospital, hoy el hombre está en aislamiento esperando a recuperarse y sabiendo que su amor por su esposa no va a terminar por la ausencia física de ella.

Fuentes: The Ledger, ABC WFTS Tampa Bay.