Mi papá me dejó sola pero mi abuelo me acompañó hasta el último día de su vida

El hombre que me hizo no me quiso pero siempre tuve un papá.

No todas las relaciones familiares son perfectas, eso lo tenemos claro, de hecho, la gran mayoría tienen grietas muy grandes por una u otra circunstancia. Sin embargo, los abuelos son una figura que se convierte, para muchos de nosotros, en esos padres a los que desdibujamos de nuestra mente y solo conservamos en siluetas por su ausencia permanente, trabajo, ocupaciones y todas esas cosas que como niños hemos sido incapaces de entender.

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La familia es el eje fundamental de la sociedad, en tal medida, la familia extensa tiene un papel muy importante en el desarrollo de los niños, particularmente los abuelos, quienes son educadores sociales – Comentó María Fernanda Hernández, directora del programa Licenciatura en Educación Infantil, de la Universidad de la Sabana a El Tiempo.

Amor que reemplaza y sana.

A pesar de que los abuelos son fundamentales en algunos aspectos de crianza, su principal aporte siempre ha estado ligado a cumplir nuestros caprichos y enseñarnos desde sus anécdotas, sin embargo, a veces, su trabajo termina siendo mucho más importante que el de nuestros padres biológicos. No es la primera ni la última vez que esto pasará, de hecho, podemos afirmar que esto ocurre en todo el mundo con más frecuencia de la que esperaríamos y, en un gran porcentaje de ocasiones, se debe al abandono de uno de los padres.

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Cuando somos niños, vivimos en un mundo ideal que, rara vez, presenta aspectos negativos. Sin embargo, la ausencia de un padre puede ser, en la mente de quienes la han sufrido, un aspecto que marca la vida desde los años más tempranos. Son muchos los infantes que terminan viviendo a cargo de sus abuelos, o incluso, de uno solo de ellos, casi siempre, por la ausencia permanente de la figura paterna. De hecho, en Estados Unidos, The Guardian hizo una investigación que concluyó que, para enero de 2019, el 16% de los niños del país vivían bajo el mando de sus abuelos o solo uno de ellos sin que sus padres estuvieran presentes.

Es cuestión de prioridades.

Aunque hay mil motivos por los que un padre no podría hacerse cargo de un hijo, unos más cuestionables que otros, los abuelos asumen la responsabilidad con una valentía que merece todo el reconocimiento del mundo. Sin el deber de hacerlo, entregan su corazón a sus pequeñitos y terminan dándoles su vida entera para que nada les falte. Del mismo modo, los niños criados por sus abuelos tienden a ser más empáticos y reconocen de gran manera el esfuerzo de sus abuelos, amándolos incondicionalmente.

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No hay nada mejor que ser criado por tus padres y tener un modelo de familia estable. Sin embargo, el amor de un abuelo que instruye y nos guía es de admirar. Quisiéramos que esto nunca ocurriera pero, mientras ocurra, esperamos poder retribuirle a los abuelitos todo lo que hacen por nosotros, incluso cuando su vida acaba.