Padres advierten sobre el consumo de palomitas de maíz tras internar a su hijo

«El sábado pasado estábamos viendo una película y comiendo palomitas, algo muy habitual en nuestra familia. Ni siquiera me di cuenta de que le estaba dando palomitas a mi hijo».

Nicole Johnson y su esposo Jake Goddard son padres de tres hermosos hijos, primero tuvieron dos niñas y un par de años después, a su tercer hijo, un niño, al que llamaron Nash, y aunque ambos los cuidan con esmero y los aman con todo su corazón, al igual que cualquier otro par de padres, no están exentos de cometer errores.

Sábado de cine y palomitas de maíz!

Justamente, hace unos días estaban los cinco reunidos para pasar un lindo sábado en la noche de familia y películas. Se habían puesto de acuerdo en la cinta que iban a ver, prepararon los típicos pasa-bocas y antes de las ocho de la noche estaban todos en el sofá disfrutando un clásico de Disney y comiendo grandes cantidades de palomitas de maíz como si en el cine estuvieran.

De repente su hijo menor comenzó a toser y a hacer gestos de que quería vomitar, Jake rápidamente lo tomó y trató de aplicarle primeros auxilios pero tan rápido como la crisis vino, se fue. En unos segundos el pequeñín ya estaba respirando normal y parecía que no había sido sino un susto pasajero.

La noche continuó y la familia volvió a relajarse. Sin embargo, a Nash le empezó una tocecilla algo molesta que no cesaba, pero los padres la justificaron pensando que se trataba de un resfriado que ya estaba azotando a los demás miembros de la casa.

Mi instinto de madre me dice que algo no está bien, vámonos al hospital.

Pasó el fin de semana pero la noche del lunes todo se complicó pues Nicole se dio cuenta de que el pequeño tenía fiebre y comenzaba a mostrar cierta dificultad para respirar, ella todavía seguía pensando que se podía deber a la gripe, pero su instinto materno le dijo que algo no estaba bien con su bebé, por lo que llamó a su pediatra de confianza y le pidió su consejo, este le dijo que lo mejor era que llevara al niño al hospital.

Allí le practicaron unos exámenes de rutina y determinaron que no tenía gripe, le ordenaron unas radiografías y otras pruebas y al cabo de todo eso, se dieron cuenta que Nash tenía unas extrañas pepitas en uno de sus pulmones y que estos en respuesta a dichos objetos se habían inflamado y estaban desarrollando una infección.

Las cosas tomaron otra dimensión, cuando informaron a los padres que debían operar al niño para extraer los objetos. Primero le practicaron un procedimiento en el que sacaron de los pulmones SEIS pedacitos de maíz, en ese momento todo cobró sentido: en el momento en que Nash se atoró la noche que comieron palomitas, el maíz se le fue a los pulmones.

Como el médico sospechaba que pudiera haber todavía alojado algo más de maíz en el organismo del pequeño, dos días después lo intervino quirúrgicamente, donde efectivamente encontró otro trocito. Luego de la cirugía y de pasar algunas horas en observación Nicole, Jake y su hijo volvieron a casa.

La recuperación y un mensaje de alerta para otros padres acerca de las palomitas de maíz.

El niño se recuperó rápidamente y el episodio quedó superado, no obstante, Nicole quiso compartir lo sucedido en su perfil de Facebook para alertar a otros padres para que nunca se confíen pensando que el tema de las palomitas es algo exagerado, pues algo tan cotidiano y simple puso a su hijo en riesgo.

Puedes leer la nota de la madre a continuación, traducida al español:

Ahora que tengo tiempo de sentarme y reflexionar ante el terrible accidente que nuestra familia tuvo que padecer, quiero compartir mi experiencia. Puede que muchos se sorprendan al darse cuenta de lo peligroso que pueden ser las palomitas para un niño pequeño.

El sábado pasado estábamos viendo una película y comiendo palomitas, algo muy habitual en nuestra familia. Ni siquiera me di cuenta de que le estaba dando palomitas a Nash. Este se atoró un poco pero al cabo de un rato se sintió bien.

Como no vimos que devolviera nada, pensamos que se lo había tragado. Parecía que se encontraba bien y siguió viendo la película. Lo único que notamos fue una extraña tos que se mantenía después. Al día siguiente no se encontraba mal pero seguía teniendo esa extraña tos y ello comenzó a preocuparme un poco. Imaginé que se había contagiado con el mismo resfriado que teníamos los demás.

Era lunes y Jake se marchó tres días por motivos de trabajo. El niño estaba igual pero ya por la noche noté que estaba caliente y no podía calmarse.

Como tenía fiebre le di Ibuprofeno y lo metí en la cama. Y fue una noche muy larga. Su respiración me preocupaba. Entonces llamé al pediatra y me aconsejó ir de inmediato al hospital infantil. Una vez allí el médico no se quedó muy convencido con las radiografías y solicitó una broncoscopia.

Gracias a la maravillosa empresa en la que trabajamos, Jake pudo tomar un avión de vuelta a Denver. A las 18:00 durmieron a Nash y le hicieron diferentes prueba. Me quedé conmocionada y lloré terriblemente cuando me dijeron que tenían que operar a mi niño. Jake llegó justo cuando Nash se despertó de la anestesia. Una palomita se le había metido en el pulmón cuando trataba de vomitar. Su cuerpo reaccionó a un objeto desconocido y creó una serie de bolsas de protección a su alrededor.

La inflamación que esto produjo le ocasionó una neumonía en el lado izquierdo. Durante la intervención el médico le extrajo seis granos de palomitas. Como todo estaba tan inflamado, el médico no estaba seguro si había sacado todo lo extraño del cuerpo de Nash y decidió operarlo dos días después. Fue un auténtico carrusel pero tuvimos la mejor asistencia médica.

El segundo procedimiento se realizó y, una vez más, mi pobre hijo tuvo que ser sometido y trasladado a cirugía. El Doctor se reunió con nosotros cuando terminó y dijo que el procedimiento fue exitoso y sacó la última pieza. Nash fue muy valiente y se recuperó bien. Tuvo que pasar una hora en observación en la habitación para checar que su nivel de oxigeno no cayera a menos de 90. Todo se superó y fuimos dados de alta esa noche.

Si no hubiera confiado en mi instinto y lo hubiera traído, el resultado no hubiera sido bueno.

Estamos muy agradecidos de que nuestro hombrecito haya salido bien. Todo por culpa de las palomitas de maíz que se comen regularmente en nuestra casa.
Por supuesto, recibí una larga charla sobre cómo se supone que las palomitas de maíz no se deben dar a nadie menor de 5 años. Odio usar la excusa de que es nuestro tercer hijo, pero me olvidé del asunto y dejé de prestar atención a lo que se debe y lo que no hacer, cuando mi primer hija fue creciendo.

Por favor, no emitas un juicio negativo en esta publicación, la escribí como algo revelador para que la gente vea cómo algo que crees que está bien puede convertirse rápidamente en algo malo.

¡Confía siempre en tu instinto porque está bien!

Quiero agradecer a todos los que intervinieron para ayudar, ya sea que cuidaran de nuestras chicas por una noche o que sacaran a pasear a nuestro perro. Las constantes llamadas telefónicas y mensajes de texto que nos enviaron significaron mucho. Tenemos muchas personas especiales en nuestra vida.

Fuente: Nicole Johnson, FoxNews.