Plantó un árbol en honor a su hijo fallecido, 20 años después floreció un bosque entero

Su hijo hizo florecer la vida.

La historia de este proyecto inició en el año 2000, cuando Yi Jiefang originaria de Shangai, perdió en un fatídico accidente automovilístico a su único hijo Yang Ruizhe, mientras él se movilizaba a la universidad.

En alguna charla familiar, el joven le manifestó a su madre sus deseos de plantar un bosque luego de graduarse como profesional y atendiendo a ese deseo, la mujer decidió hacerlo ella misma en su honor.

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Una pérdida irrecuperable fue el motor para un nuevo inicio.

El corazón de Yi Jiefang y Yang Antai, los padres del joven, se detuvieron lentamente al escuchar que su hijo había fallecido y durante más de dos años guardaron totalmente el luto de haber perdido a su primogénito.

Pese al dolor que estaban sintiendo, la pareja tuvo que continuar con su vida y como si su hijo les hubiera enviado una señal de ayuda, la pareja recordó el pensamiento verde que el joven siempre les infundió.

Corría el año 2003 cuando Yi Jiefang, empezó a oír hablar de una región desértica de Mongolia Interior y en ese instante decidió poner su tiempo y trabajo para reforestar la zona, tal y como lo hubiera hecho su hijo si aún viviera.

Con el apoyo de su esposo, vendieron algunas propiedades y con el dinero de la póliza de seguro y otras compensaciones por su fallecimiento, dieron inicio a la organización Green Life, un proyecto dedicado a la plantación de árboles.

Luego de unos años la pareja se dio cuenta que era mucho trabajo para ellos solos y en ese instante llegaron cientos de voluntarios y trabajadores a sumarse a la causa.

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Una semilla de esperanza y alivio empezó a crecer en la tierra y en sus corazones.

Ni el clima, ni las dificultades, hicieron que esta pareja se detuviera en su proyecto, pues aunque fuera en sus brazos o espalda, llevaban hasta el lugar indicado los materiales con la intención de plantar un árbol. Tampoco tuvieron en cuenta los consejos de sus allegados, de que el dinero de la indemnización lo ahorraran para su vejez, pues los esposos pensaron que al momento de fallecer nada se llevarían, pero sí podrían dejar en la tierra algo para el beneficio de los demás.

Después de que fallezcamos, es imposible llevarse un centavo. Pero si el dinero se convierte en un árbol plantado, permanecerá en este mundo para siempre – Dijo Yi Jiefang al medio de comunicación chino.

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Con esta y más motivaciones, Yi Jiefang y Yang Antai, siguieron con su iniciativa y para ese entonces, la familia acordó plantar una cantidad de 1.1 millones de árboles en el desierto de Kunlun, en Mongolia, en un periodo de 10 años y dos décadas después lo donarían a la ciudad. Sin embargo, la plantación se realizó en un menor tiempo gracias a la organización no gubernamental donde trabaja la mujer y eso actuó a su favor, por lo que decidieron reforestar el segundo desierto más grande de China llamado Desierto de Alxa.

De ahí en adelante la organización Green Life, se incluyó en cuanto proyecto de reforestación existió en distintos lugares, hasta llegar a plantar más de dos millones de árboles, una cifra que la pareja y las organizaciones ambientalistas celebraron alegremente. Por su parte, la mujer reconoce esta labor como una acción muy importante ya que un solo árbol puede hacer una gran diferencia en el mundo.

Un solo árbol puede resolver el problema de la desertificación de 4 metros cuadrados – Aseguró Yi Jiefang al medio de comunicación chino.

A la fecha, la pareja ha recibido importantes premios por su labor ambientalista y aunque ahora Yi Jiefang tiene 71 años, ella y su esposo Yang Antai, no se han detenido en su labor, aunque ya sus fuerzas no son igual que antes, procuran estar involucrados en varios proyectos medioambientales.

Aplaudimos esta importante labor y esperamos que esta pareja siga aportando su granito de arena al medio ambiente mientras disfrutan de sus bien merecidos años dorados.

Fuente: 文化CHINA