Restaurantes prohíben ingreso a niños, ¿la niñofobia millennial se toma el mundo?

¿Estamos transitando hacia una sociedad anti niños?

Las sociedades nunca paran de cambiar y en tiempos de globalización, los procesos de cambio suelen ser muy rápidos y acelerados. De allí que seamos testigos de tendencias emergentes constantemente. Esto sumado a la promoción y divulgación de los derechos individuales y personales así como al empoderamiento de las minorías, ha dado como resultado escenarios sociales nunca antes contemplados o, a veces, si quiera imaginados.

La llamada «niñofobia», experimentada actualmente en varias ciudades europeas, es sin lugar a dudas uno de ellos.

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Pero, ¿en qué consiste la «niñofobia»?

Es importante primeramente desambigüizar el término, pues cuando se emplea la palabra «fobia» en este contexto, obedece sobre todo a una exageración utilizada dentro del lenguaje coloquial y no técnico, pues básicamente se trata sólo de un rechazo por parte de una persona hacia los niños, un «no me gustan los niños», y no una conducta de pánico o malestar extremo al contemplar a uno de ellos.

Aclarado esto, podemos decir que la «niñofobia» es una tendencia expresada, en la mayoría de los casos, por personas jóvenes que aún no son padres, respecto a su preferencia por espacios y situaciones en las que no hay niños involucrados.

¿Qué causa la «niñofobia»?

Realmente las cusas son variadas pero refiriéndonos particularmente a los casos que hoy nos ocupan, se origina sobre todo en una inconformidad de las personas con el modo en que muchos padres deciden educar a sus hijos.

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Me explico, obedeciendo también a la tendencia social de permitir que los niños se expresen y se comporten con total libertad ejerciendo plenamente su derecho al libre desarrollo de la personalidad, algunas familias han incurrido en una ausencia de educación o guía para que los pequeños se comporten acorde a las normas básicas de respeto y convivencia, sobre todo en lugares públicos. Lo que los lleva en ocasiones a gritar desmesuradamente o perturbar de diversas maneras el espacio personal de personas que se encuentran, por ejemplo, en un restaurante.

Cabe resaltar y recalcar que no todos los niños, ni todas las familias caben dentro de esta descripción y que existen numerables casos en que, contrariamente, son un ejemplo de buena conducta.

Dos casos de «niñofobia», uno en España y otro en Alemania.

Oma’s Küche

El debate fue planteado en diversos medios de comunicación, sobre todo digitales, luego de que se recordara una publicación hecha por parte del restaurante Fuente La LLoba, ubicado en España, en donde comunicaba a sus clientes que de allí en adelante no se aceptarían niños menores a seis años en el establecimiento, debido a repetidos incidentes que habían tenido con niños que se comportaron muy mal y cuyos padres en ningún momento corrigieron, incomodando a otras personas que habían escogido el restaurante de Sushi para cenar y ocasionando múltiples daños a las instalaciones también.

Debido a las características del local y para poder mantener un ambiente tranquilo, rogamos que tanto los bebés como los niños menores de seis años NO sean incluidos en sus reservas. Gracias. – Declaró el restaurante japones en su cuenta de Facebook.

Como era de esperarse, la publicación fue celebrada y criticada en partes iguales, por lo que el restaurante hizo una segunda declaración:

Éste es un lugar pequeño que sólo tiene seis mesas. Cuando vienen, los bebés lloran y gritan o los pequeños comienzan a correr, a entrar y salir. Hemos limpiado muchos cristales. Los hijos no son los maleducados, sino los padres, que se piensan que están como en su casa. Por eso preferimos que los niños no vengan, porque hemos tenido malas experiencias. – Manifestó Eduardo Jiménez copropietario de Fuente La Lloba.

El otro caso vinculante a esta nota, ocurrió en el restaurante Oma’s Küche, situado en la isla turística de Rügen en Alemania, donde su dueño Rudolf Markl incluyó en un pequeño apartado de su sitio web una aclaración que reza: «Restaurante sólo para adultos».

Oma’s Küche

El propietario del establecimiento indicó, en una entrevista que le hicieron que:

Los padres no pueden controlar a sus hijos, ven cómo molestan a otros comensales, gritan y dañan parte del inventario. Ellos (los padres) sólo sonríen y siguen comiendo. – Manifestó.

También aclaró que la medida sólo prohibía que los niños menores de 14 años ingresaran a su restaurante, que aplicaba únicamente a partir de las cinco de la tarde, periodo de tiempo en que está más lleno el restaurante y que lo hacía para en pro de la tranquilidad de sus demás clientes.

No es la primera vez que este restaurante está en el centro de la polémica, pues hace años fue el primer establecimiento de comidas de Alemania en prohibir que las personas fumaran en el interior de sus instalaciones. En su momento esta medida también fue criticada, pero hoy es aplicada en la inmensa mayoría de los restaurantes de todo el mundo.

Oma’s Küche

No obstante Bernhard Franje de la oficina de Lucha contra la Discriminación de Alemania, señala que el restaurante podría estar actuando en contra de la prohibición del país a la discriminación por edad. Así mismo, manifestó que el establecimiento podría ser demandado por los padres de los menores que se pudieran llegar a sentir afectados.

El argumento del ruido que molestaría a los invitados no es suficiente para prohibir a niños menores de cierta edad entrar a un local, comentó Bernhard Franje.

Como se puede observar en ambos casos, la prohibición obedece al mal comportamiento de los niños patrocinado y permitido por los padres y no a una conducta propiamente despectiva hacia los menores.

Sin embargo, cada vez son más las personas que, por diversas razones, no desean compartir espacios con niños y más los lugares que están dispuestos a satisfacer esta creciente demanda.

Cuéntanos en términos de respeto a la opinión de todos, tú qué piensas sobre este tema, escríbenos en los comentarios.

Fuente: Fuente La Lloba, DailyMail.