Es normal que los niños tengan miedo en las noches, te contamos cómo ayudar a superarlo

Existe un método diferente según cada edad.

La crianza de un hijo implica un reto a cada paso, por ello es muy valioso informarse e investigar sobre cómo es la mejor manera de superar cada cosilla, cada obstáculo grande o pequeño, que se nos vaya presentando en el largo camino de formar a los seres que más amamos en el mundo.

Es muy importante que como padres los protejamos, pero también es importante imprimirles un sello de seguridad y auto confianza para que ellos por si mismos sean capaces de responder a los retos que la vida les vaya poniendo en su transcurrir diario.

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Por ello, es bueno ayudarlos a manejar sus temores, para que los puedan vencer y no caigan nunca en la dependencia hacia los padres o el apego.

Se podría decir que existen dos etapas en que los niños pequeños presentan los miedos más comunes:

Entre 0 y 2 años.

En esta etapa de vida de nuestros pequeños los miedos sobre todo provienen del medio, ellos no tienen aún ideas sobre monstruos o esas cosa, sino que pueden llegar a desarrollar temor hacia objetos de la casa ruidos o personas. Los más comunes son los siguientes.

Ruidos repentinos y estrepitosos. Asustarse ante esto no es exclusivo de bebés, cualquiera se asusta con un sonido fuerte y repentino por ello es mejor evitarlos, pero en cuanto a los niños pequeños es muy importante esforzarse al máximo, pues esto los puede alterar de manera severa. En caso de que ocurra, basta con tomarlos en brazos y masajearles la espalda para que vuelvan a sentirse tranquilos, no hay que mostrase alterado, al contrario siempre sereno.

Si el niño o niña ya es un poco más grande, trata de explicarles o mostrarles de donde provienen este tipo de sonidos, para que asocie ambas cosas y comience a entender lo que sucede y así a perderles el miedo.

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A separase de ti. Es normal que los pequeños estén apegados a los padres, pues son su mundo más inmediato, no obstante, de ninguna manera hay que alimentar el apego, pues les hará mal. Para lograrlo una buena estrategia es no cargarlos durante largos periodos de tiempo, es bueno dejarlos un rato acostados en sus camitas y volverlos a lazar de esta manera irán aprendiendo a estar solos y sentirse bien con ello.

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A las máscaras o los disfraces. Estos no tienen nada de malo, lo importante es saber acercarse a los niños sin que les cause miedo y para ello lo más importante a tener en cuenta es nunca hacerlo haciendo ruido o movimientos exagerados. Los colores y formas les generaran la curiosidad suficiente para que se sientan atraidos, no es necesario espantarlos haciendo sonidos extraños, ni tampoco movimientos.

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A personas extrañas. No es raro que tus hijos se muestren algo esquivos ante personas que no conocen y en cierta medida esto es bueno porque los protegerá de alguna persona que tal vez se acerca con malas intensiones, pero tampoco podemos permitir que nuestros niños se vuelvan en extremo reservados o tímidos porque ello les traerá consecuencias no deseadas.

Una buena practica es presentarles a las personas, así ya las conozcan, pero mientras ellos afianzan su memoria les ayuda que tú te muestres receptivo ante la presencia de ese extraño en particular y que luego te dirijas a tu bebé indicándole su nombre, haciendo que tome su mano y que le hable para que se familiarice con su voz.

Es importante que ha medida que vayan creciendo se les explique la diferencia entre ser precavido y ser antisocial.

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Entre 3 y 5 años.

En esta etapa, a diferencia de la anterior, los miedos comienzan a estar más ligados a la imaginación que al entorno y también se presentan de manera más compleja y conceptual.

A la oscuridad. Se piensa que el miedo a la oscuridad está íntimamente ligado al instinto de supervivencia de los seres humanos, pues primitivamente en la noche los grandes depredadores es cuando están activos.

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Una buena medida para aliviar la aprensión que sientes nuestros hijos en la oscuridad, sobre todo a la hora de dormir, es poner a su disposición una lampara con apagado programado, de esta forma la luz tenue los ayudará a conciliar el sueño y al rato se apagará. Sin embargo, lo más importante es hablarles y explicarles que no hay nada que los ponga en peligro en la oscuridad.

Al cambio. Una muy buena practica en la crianza de un hijo es enfrentarlo a pequeños pero constantes cambios para que nunca desarrolle miedo a esto esto. Por supuesto darle seguridad, confianza y estabilidad es primordial, pero acostumbrarlos al cambio puede llegar a ser muy positivo.

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Por ejemplo puedes periódicamente, no todos los días, ni mucho menos, cambiar el orden de las cosas en su habitación, esto hará que no de todo por sentado y vea el cambio como una oportunidad de descubrimiento.

A los monstruos. Debido a los estímulos, como la televisión, el Internet, los amigos, entre otros, no es de extrañarse que nuestros niños desarrollen temor a monstruos o figuras imaginarias que ven y escuchan en dichos medios, para esto la solución es hablar con ellos y comenzar a implantar en su mente los conceptos y las diferencias entre realidad y fantasía.

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A la soledad. Vuelve el tema del apego, no es bueno que quiera siempre estar contigo, por ello hazlo sentir cómodo y tranquilo en su espacio, para lograrlo puedes intentar ponerle música suave y relajante en su habitación mientras juega. de esta manera se sentirá acompañado y tranquilo, pero sin asociar esto a tu presencia.

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