Escocia podría ser el primer país en suministrar gratuitamente productos de higiene femenina

Son costosos, prácticamente los venden como productos de lujo y para las mujeres son esenciales.

El debate sobre la higiene íntima femenina siempre ha sido de gran controversia desde que los productos desechables empezaron a volverse tendencia en las últimas décadas del siglo XX. El derecho fundamental de las mujeres a tener lo esencial para poder cuidarse en su menstruación siempre ha sido dejado a un lado por los gobiernos alrededor del mundo, sin embargo, desde el 2018 Escocia sostiene un debate intenso para lograr que sea un deber del gobierno dar de manera gratuita cualquiera de los productos para sobrellevar el periodo.

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Un derecho de todas.

Hace dos años, el país dio el primer paso para acabar con lo que ellos conocen como «el periodo de pobreza» al aprobar un proyecto de ley que le daba a las mujeres en edades estudiantiles de colegio y educación superior, la posibilidad de tener acceso a productos como toallas higiénicas y tampones de manera gratuita y permanente.

El camino para llegar hasta la decisión aprobada este 25 de febrero ha sido largo y muy difícil. Escocia, al pertenecer a la Unión Europea tiene un impuesto a estos productos del 5%, ya que los considera productos de lujo y no de primera necesidad. Aunque la lucha ha sido larga y demorada, el parlamento en cabeza de la legisladora que propuso el proyecto, Mónica Lemmon, dieron todo su apoyo al mismo, teniendo 112 votos a favor y ninguno en contra en el momento de ser presentado.

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Un derecho, no una opción.

La situación actual es preocupante, aunque el país está catalogado como primer mundo, los productos son caros y los estudios demuestran una gran carencia de los mismo en mujeres en condición de vulnerabilidad. Según una de estas investigaciones, hay un 19% de mujeres que se han visto obligadas a usar productos sustitutos como paños o telas por falta de dinero para comprar los productos adecuados, además, también se denuncia que al menos 1 de cada 7 niñas han tenido que pedir prestado a otra niña una toalla, un protector o un tampón.

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Aunque el gobierno ha demostrado su apoyo al proyecto, todavía admite que será difícil que se convierta en una ley, difícil pero no imposible. Ya se logró tener este beneficio en la población estudiantil, pero, a pesar de esto, todavía falta un camino por recorrer con las mujeres mayores de 25 años. Según el parlamento, el mayor inconveniente proviene del dinero que tiene que ser destinado por parte del país para cubrir este gasto que ascendería a los 31 millones de libras esterlinas al año.

Tumbando prejuicios.

El afán de las mujeres que pueden usar su poder para visibilizar este tipo de problemas no solo es la obtención de los productos gratis. Sí, es importante, pero no tanto como eliminar los juicios de valor de la sociedad respecto al periodo. Escocia es solo un ejemplo de los muchos que podemos trasladar a cada rincón del mundo, unos mucho más graves que otros.

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El período de pobreza es un problema que afecta a las mujeres y las niñas en todo el Reino Unido y más de una cuarta parte ha perdido el trabajo o la escuela porque no podían pagar o no tenían acceso a productos menstruales –Dijo Mandu Reid, líder de Partido de la igualdad de las mujeres en Gran Bretaña a The New York Times.

Las mujeres que no pueden pagar los productos necesarios para su periodo se sienten avergonzadas del mismo, aún más en edades de adolescencia y juventud, lo que puede traer consecuencias físicas, psicológicas y sexuales, y aumenta la posibilidad de tener otros problemas de orden social como robos por necesidad o perdidas de trabajo o estudio por la sola imposibilidad de comprar un producto de primera necesidad con el precio de un producto de lujo y capricho.

No están solas.

Escocia sigue dando ejemplo en su lucha por oponerse a la posición estricta y poco solidaria de la Unión Europea y desde la administración pasada del Primer Ministro, David Cameron, se ha empeñado en hacer todos sus esfuerzos y tumbar el «impuesto al tampón» que tanto daño y prejuicio ha traído a la vida de las mujeres inglesas, todo para proponer políticas públicas que demuestren igualdad y respeto por las condiciones de cada ser humano.

YWCA Scotland

El país europeo reafirma lo que todos sabemos: ser mujer no es un crimen.

Fuentes: New York Times, LAD Bible