Esto si que es un dulce amor.
Curtis y Virginia Peters se conocieron antes de cumplir sus 20 años de edad en la Universidad de Iowa en Estados Unidos y en 1940 se casaron, cuando él tenía 21 años y ella 24. Aunque se amaban profundamente, nunca imaginaron que cumplirían 79 años de matrimonio y ambos sobrepasarían los 100 años de edad. Como es de esperarse muchos de los que los conocen, les preguntan cada vez que pueden, no sólo cuál es el secreto para vivir tantos años, sino cuál es la clave para lograr permanecer casi ocho décadas juntos.
La respuesta siempre es: EL CHOCOLATE!
Según su hija Susan Peters Cathoir, la cuarta hija de cinco que tuvo el casi octogenario matrimonio, los chocolates de la marca Hershey’s siempre estuvieron presentes en los mejores momentos de la familia, pues sus padres eran aficionados a ellos y por ende los hijos también.
Pero no los comían desaforadamente, pues el placer de disfrutarlos estaba asociado más a la idea de que los cremosos dulces eran como un mágico tesoro con la propiedad de colorear de felicidad todo su hogar. Claro está que aunque no abusaban de ellos, no hubo un solo día en la historia de esta familia en que los chocolates hicieran falta.
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Para Susan sólo había una ocasión donde el tema del chocolate tomaba proporciones distintas a las cotidianas y era en las ocasiones especiales cuando los padres derretían barras enteras que tenían de Hershey’s almacenadas en la cocina y llamaban a sus hijos para que sumergieran sus helados en la exquisita salsa que quedaba como resultado, creando en el encuentro entre el calor del chocolate y el frío del helado, una crujiente cubierta de su dulce favorito.
Compartir un chocolate era un ritual que los definía y los unía como familia.
Antes de que los hijos nacieran y recién se casaron, entre la pareja nació, de forma completamente espontanea, un ritual diario que se mantuvo a lo largo de los muchos años que han permanecido juntos: Curtis tomaba una barrita de chocolate Hershey’s y la partía por la mitad, él tomaba un trozo y le daba en la boca a su esposa el otro, era su momento del día. Cuando sus cinco hijos nacieron, el ritual se extendió a ellos también.
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Era tal la pasión que esta familia sentía por el chocolate que Susan recuerda que en una ocasión escogieron la pequeña comunidad de Hershey, Pennsylvania como destino de sus vacaciones familiares en el año de 1950 para poder visitar Hersheypark, el lugar donde los maravillosos chocolates Hershey’s se hacían. Fueron las mejores vacaciones del mundo, según recuerda.
Los años pasaron y luego de cuidar de sus hijos son ahora ellos quienes los cuidan.
Hace unos años la pareja vendió su casa en Iowa para mudarse a un hogar de retiro en Illinois, ubicado cerca a la casa de Susan para que ella pueda velar por sus ahora ancianos padres. Su historia de amor, su increíble vínculo, la tierna mirada con que se miran, el siempre estar tomados de la mano y su pasión por el chocolate inspiran a todas las personas que viven en el hogar, así como a las que trabajan allí. Todos aseguran que el de ellos parece un amor de película y se preocupan porque siempre tengan sus chocolates a mano para que hasta el día de hoy puedan continuar con su bonito ritual de compartir su chocolate diario.
Sus hijos los visitan periódicamente y siempre llevan suficientes suministros de chocolate para que no les haga falta en ningún momento.
Recientemente, la marca Hershey’s conoció su historia y según un vocero de la compañía se harán presentes con un espectacular regalo para su 79 aniversario.
La historia de Curtis y Virginia Peters es un homenaje al amor, al respeto, al compromiso y por supuesto, al buen chocolate.
Fuente: Today.