Este bebé nos enseña que por más difíciles que sean las cosas al final vas a poder sonreír.
En algunas ocasiones, desde muy pequeños hemos tenido que mostrar la tenacidad que desde la barriguita de nuestras madres nos han infundido, como es el caso de Theodore Nelson, un tierno angelito que padece de una enfermedad poco común llamada, síndrome del corazón izquierdo hipoplásico (SCIH), un padecimiento que ocurre cuando las partes del lado izquierdo del corazón, no se desarrollan por completo.
Una ilusión convertida en una emotiva batalla.
Alexandria Nelson de Buffalo, Nueva York, es una de las protagonistas de esta historia. Esta amorosa y resistente mujer, es la mamá de MacKenna Nelson, de 4 años, una pequeña de tez blanca, cabello rubio y rizado y de Theodore Nelson, un bebé de siete meses que comparte la mayoría de características físicas de su hermana mayor, de la que recibe a diario palabras de fortaleza e invitaciones a jugar en un futuro no muy lejano junto con su padre Michael.
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Pero la llegada de este Theodore al seno de su familia no ha sido fácil, ya que desde el embarazo de su madre las cosas se fueron poniendo duras. Cuando Alexandria tenía 26 semanas de embarazo, los médicos descubrieron que el bebé padecía la enfermedad del síndrome del corazón izquierdo hipoplásico y desde ese momento la mamá y su hijo, empezaron a luchar por tener un nacimiento tranquilo y saludable, dentro de lo posible.
Tres corazones y medio latian fuertemente.
Había llegado el día que la familia Nelson esperaba hace tiempo, aquel 30 de agosto de 2019 el pequeño Theodoro nació en UPMC Children’s Hospital de Pittsburgh, en Pensilvania, un lugar lejos de casa pero con toda la experiencia en situaciones como la de él.
Todos querían alzar y besar a Teddy, como lo llaman de cariño, pero nadie pudo, ni siquiera Alexandria, su madre. Las enfermeras lo llevaron rápidamente a alistarlo para iniciar la que sería la primera prueba de su gran batalla, con tan solo 15 minutos de haber nacido el frágil pero valiente Teddy, fue sometido a una primera cirugía a corazón abierto.
Pasó de estar en la cálida y tranquila barriguita de su madre, a una camilla rodeada por médicos y enfermeras, que aun con su profesionalismo, cerraban sus ojos en una suplica para que todo saliera bien.
Al parecer las oraciones de su familia fueron escuchadas y Teddy salió triunfante de aquella primera prueba que le había puesto la vida. Aunque estaba recuperándose satisfactoriamente, tendría que quedarse en el Hospital un tiempo más para que su corazoncito fuera revisado a diario, pues tendrían que realizarle una segunda cirugía, muchas cosas aún preocupaban al personal médico y por ende a su familia.
Vigilado las 24 horas del día, el pequeño Theodoro fue creciendo al lado de sus padres y su hermanita, que diariamente lo visitaban para hablarle al oído y hacerle saber que estaban con él y que lo apoyaban, pero que era una batalla que él solito tendría que superar.
Nuevamente el 13 de noviembre, Teddy fue alistado para su segunda cirugía a corazón abierto, aunque estaba siendo atendido por el mismo personal médico de la primera intervención, algo esta vez salió mal y Theodoro sufrió un derrame cerebral, quizás el cuerpo del pequeño no estaba preparado.
Su situación de salud era complicada y no había parte médico que definiera el rumbo de esta lucha, sin embargo, él pequeño sacaba fuerza de su interior y se aferraba a la vida con ambas manos.
La luz al final de túnel, su bebé les sonreía tiernamente.
Teddy llevaba 159 días en el hospital, enfermeras y médicos velaban por su salud diariamente, mientras que sus padres día a día conducían alrededor de 378 kilómetros para estar con su hijo en el UPMC Children’s Hospital y de vez en cuando los acompañaba su hermana mayor, MacKenna, era un viaje largo pero que valía la pena y aún más ese alegre 6 de febrero.
Un monitor cardíaco sonaba lentamente, demostrando que los signos vitales de Teddy estaban bajo control, pero lo que no pudo medir con precisión el artefacto, fue la alegría que el pequeño sintió tras escuchar esa mañana el saludo de su familia, a los que después de unos segundos Teddy les sonrió dulcemente, todo estaba bien a pesar del suceso ocurrido en su segunda operación.
Sus padres sacaron el celular para captar el emotivo recibimiento, nadie lo esperaba y la habitación que había estado rodeada de preocupaciones, oraciones y palabras de aliento, se convertía rápidamente en un lugar lleno de esperanza, era como si Theodoro Nelson, con su sonrisa hubiera tratado de decir ¨me siento bien porque soy más fuerte que esto¨.
No estábamos seguros de que las conexiones estuvieran allí en el cerebro para permitir que se mostrara una sonrisa en su rostro. Realmente dio un gran atisbo de esperanza para el futuro de que sea capaz de superar estos obstáculos – Dijo Alexandria Nelson, su madre, a Good Morning America.
El alegre vídeo grabado por sus padres, fue subido a una página en Facebook que ellos crearon para contar la valiente historia de su hijo Teddy, llamada Falling Right Side Up y en cuestión de horas el pequeño tenía cientos de mensajes de felicitaciones y de fortaleza por la gran batalla que estaba afrontando a su corta edad.
A finales del mes de marzo, Teddy tuvo que enfrentarse a una tercera cirugía a corazón abierto para que finalmente pueda ser llevado a casa, aunque aún no conocemos los resultados esperamos que todo con este pequeño angelito y su familia esté surgiendo de la mejor manera, pues estamos seguros que para Theodore no hay nada imposible, ni hacer latir ese pequeño corazón fuertemente, ni salir triunfante de su enfermedad.
Siempre digo, ‘la mitad del corazón de Theodore produce el doble de amor’ – Aseguró Alexandria al reconocido medio de entrevistas.
Acompáñanos a ver sonreír, en el vídeo a continuación, a este hermoso bebé.
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Fuentes: Falling Right Side Up.