Jefa tribal africana ha salvado a más de mil niñas de matrimonios infantiles

Lucha por las niñas de África porque ella también lo fue, quiere que se eduquen.

Si alguien desea saber como luce una heroína de verdad, por favor mire el rostro de Theresa Kachindamoto y verá en ella a una mujer increíblemente inspiradora que trabaja sin descanso por sacar a su país, Malawi, del más terrible atraso en materia de derechos infantiles y protección a las mujeres, especialmente a las niñas, que han sido víctimas durante cientos de años de una cultura machista que les ha arrancado su inocencia generación tras generación.

 

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Inocencia Robadas.

El origen de los problemas sociales que Kachindamoto está decidida a combatir, es la pobreza, porque con ella viene la falta de oportunidades para educarse y desarrollarse individualmente, además de perpetuar tradiciones supersticiosas que mantienen a la sociedad, culturalmente, anclada a un oscuro pasado.

Es debido a la pobreza que los padres de las familias de Malawi desean casar cuanto antes a sus hijas, pues cada miembro supone un alto costo de mantenimiento dentro de una economía cuyos individuos deben subsistir con menos de dos dólares al día, por lo que estas personas ven a sus hijas, no sólo como un gasto importante de dinero, sino como la oportunidad de poder obtener a cambio de ellas un pollo, una vaca o una cabra, bienes muy valorados por las familias de este país.

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De allí que, con doce años, a veces menos, las niñas deban abandonar sus hogares para introducirse en el de su esposo que puede ser un niño, un hombre adulto o a veces incluso un anciano, pues en el momento de efectuar la transacción por ellas el valor a tener en cuenta es la capacidad de pago del individuo a quien se le esté entregando la niña.

A partir de ese momento la niña quedará a completa disposición del hombre que obtuvo el derecho sobre ella, es decir, su esposo, para hacer lo que él desee con su existencia.

En ese espeluznante contexto es que las niñas de Malawi crecen.

Una mujer llega para cambiar el panorama de las niñas de más de 500 tribus africanas.

Pero una mujer está decidida a cambiar por completo la tradición cultural de su país, modificando la mentalidad de sus líderes y arrancando a su sociedad de las garras del oscurantismo y al superstición, para colocar a sus ciudadanos en el siglo XXI, en donde estas prácticas contra la niñez no sólo son repudiadas sino castigadas penalmente.

 

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Theresa Kachindamoto nació en una de las familias que dirigen el país, siendo ella la hermana menor de 12 hijos, jamás tuvo la aspiración de convertirse en la líder de las 500 aldeas que han estado tradicionalmente bajo el dominio de sus antepasados, por lo que tuvo la oportunidad de educarse sin presiones y llegar a ocupar un puesto como secretaria en un colegio de Zomba.

Ella pensó que esa sería su vida, pero un día sus hermanos fueron a buscarla a su trabajo y le dijeron que la necesitaban para que ocupara el puesto de dirigente pues consideraban que era la indicada para hacer una transformación social que cambiara la situación de las niñas y mujeres de su país para siempre.

Kachindamoto aceptó el reto y desde ese día se fijó como misión trabajar todos los días por salvar a las niñas de Malawi del matrimonio infantil y velar porque todo niño y niña de las 900.000 personas que gobierna, vayan a la escuela, porque sabe que serán ellos los encargados de sostener a futuro los cambios que ella logre impulsar durante su gestión.

Resultados tangibles.

Aunque muchos pronosticaban que su gobierno no iba a lograr verdaderos cambios debido al fuerte aislamiento cultural de su país, Kachindamoto sorprendió a todos con su ánimo inquebrantable y voluntad férrea.

Hasta el momento ha evitado más de 1.849 matrimonios infantiles convenciendo a jefe por jefe de cada tribu, a padre por padre de cada familia, del sufrimiento y la injusticia que suponen para una niña el perder su inocencia y convertirse en adulto antes de lo indicado.

A través de sus argumento ha logrado lo imposible, pues hombres que antes no estaban dispuestos ni a escucharla poco a poco han empezado a comprender la importancia de abolir el matrimonio infantil dentro de su cultura. Claro que no ha sido fácil, en ocasiones ha tenido que recurrir a su poder como dirigente para expulsar y destituir a aquellos que no han querido adaptarse a la transformación paulatina que ella propone.

 

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También las distancias de las zonas rurales han hecho que su trabajo se encuentre con obstáculos a cada paso, pues estas poblaciones alejadas de todo suelen actuar, en los hechos, de manera prácticamente autónoma, dándose el lujo de rechazar lo pactado por los dirigentes.

Sin embargo, la astuta mujer ha logrado formar una cadena de representantes de sus ideas, sobre todo mujeres, que se han sumado a la iniciativa de cambio y que se convierten, de alguna forma, en vigilantes de lo dictaminado por el gobierno central.

Incluso ha habido ocasiones en que su vida ha estado en peligro, pues las amenazas no cesan cuando se trata de controlar a un líder revolucionario como ella, que socava los cimientos enmohecidos del statu quo.

Actualmente sus esfuerzos están centrados en cambiar la constitución de Malawi para hacer que se prohíba el matrimonio antes de los 18 años de edad.

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Theresa Kachindamoto es una de esas personas que están transformando el mundo y le deseamos éxito en su propósito de llevar educación a los niños y niñas de su país, pues solo así se transforma una sociedad a largo plazo.

Fuente: UnWomen.