Muchos le dijeron que no podría pero hizo oídos sordos y simplemente llevó a cabo sus sueños.
Gabriel Bernandes tiene 24 años y vive en Sao Paulo, Brasil, en compañía de su familia. Desde que era muy pequeño comprendió que tener Síndrome de Down no lo limita en absoluto y que, por el contrario, puede ser un ejemplo a seguir para quienes se sienten impedidos o desmotivados en la vida.
Un futuro brillante por vivir.
Apoyado por su familia, Gabriel, empezó a descubrir el mundo de los sabores, los olores, los colores y las texturas, pero a medida que fue descubriendo recetas y probando nuevas cosas, se inclinó por lo dulce de la vida: los postres.
Inició sus estudios en repostería y poco a poco fue mejorando cada técnica aprendida y aunque inicialmente su círculo de clientes fue tan solo de sus seres queridos, por la discriminación que existe hacia las personas con este tipo de condición, la voz de sus excelentes productos corrió rápidamente y él se volvió famoso.
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Sus postres gourmet y coloridas trufas, se volvieron el aperitivo favorito de reuniones familiares y otros momentos, al mismo tiempo que Gabriel vio en ello, la posibilidad de emprender un negocio. En el 2017 dio apertura a Downlicia, una marca propia que el joven creó para vender sus productos a quien decida dejar sus prejuicios a un lado y experimentar el placer de sus deliciosos postres en su paladar.
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Un poco de amor y dedicación en cada producto.
Su pequeño emprendimiento ya es muy popular en Sao Paulo, tanto así, que Downlicia ha sido invitado especial en varios eventos de gastronomía, algo muy positivo para que la microempresa se diera a conocer.
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Cada nuevo día, Gabriel aprovecha sus pedidos diarios para mejorar y por supuesto ser feliz, pues cuando se pone su traje de chef no hay nada que el joven disfrute más que crear y decorar sus postres con divertidos toppings.
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Gabriel y sus productos también han tenido gran acogida debido a la linda personalidad del joven, pues es servicial y siempre entrega sus pedidos con una sincera sonrisa en la cara.
A la fecha, él sigue creciendo profesionalmente con ayuda de sus redes sociales, pues es por medio de ellas que vende sus productos y enseña sus más exitosas recetas.
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Deseamos que su negocio prospere grandemente y este sea un trampolín para que muchas personas con esta condición se den cuenta que pueden hacer cualquier cosas que deseen; al mismo tiempo que sirve para que la sociedad entienda que, tener Síndrome de Down, no influye en el desarrollo de un individuo, mucho menos en su calidad como persona, pues suelen ser los seres humanos más dulces del mundo.
Fuente: Downlicia, Enportada.