Este policía no tolerará la indolencia mientras él esté en guardia.
Un abuelito de 92 años de edad se acercó a la ventanilla de un banco para solicitar hacer un retiro de dinero en efectivo, como es habitual, el cajero le solicitó al señor una identificación para poder realizar el tramite; lentamente, el ancianito le pasó su licencia de conducir, un documento frecuentemente utilizado en los Estados Unidos y otros países como documento de identidad.
Hasta allí todo transcurría de manera habitual, pero el cajero tardó un segundo en darse cuenta que la licencia de conducir había expirado.
El cajero le comunicó la situación al abuelito, pero esté insistió en que necesitaba hacer el retiro, una vez más el funcionario de la entidad bancaria se negó a proceder y le insistió en que debía ir a la oficina de registro y renovar su licencia de conducir antes de poder hacer el retiro de su dinero.
Fue entonces cuando el señor se empezó a alterar, se puso muy colorado y exigía vehementemente que el cajero le entregara su dinero.
El personal del banco procedió a llamar al Departamento de Policía de Montebello ubicado a las afueras de Los Ángeles – California, el cual envió al oficial de policía Robert Josett para que atendiera la situación.
El oficial hubiera podido limitarse a sacar al abuelito del banco, que era lo que el personal de la entidad pedía, estimando además el grado de alteración que tenía el anciano. Pero este valeroso policía no tomó la ruta fácil, por el contrario se dio a la tarea de tratar de calmar y escuchar al pobre señor de edad.
Pero no sólo eso, cuando entendió lo que sucedía le dijo al ancianito que se subiera a su patrulla que él mismo lo llevaría a la oficina de registro y lo acompañaría a renovar su licencia de conducir.
Como si fuera poco, luego de realizar todo el respectivo trámite, lo acompañó de vuelta al banco y permaneció a su lado hasta el momento en que el cajero finalmente y ya con todo en regla, le entregó su dinero.
Por supuesto, el señor estaba muy agradecido con el oficial Robert Josett.
En una entrevista que dio posteriormente a los hechos, el oficial manifestó con toda humildad que él no sentía que estuviera haciendo la gran cosa y que sus acciones fueron motivadas por la conciencia de lo frágiles y necesitados que son los ancianos dentro de una sociedad que le cuesta entender que a ellos el tiempo los ha relentizado y que se enfrentan a retos cada vez mayores para sus capacidades.
Este policía es un ejemplo de buen trato, comprensión y respeto a la comunidad de la tercera edad.
Fuente: KDVR, CBS Los Ángeles.