El final de una vida es el comienzo de otra, qué hermoso.
La muerte es un proceso que no distingue edad o características específicas y, en el momento en el que llega, causa profundo dolor en los familiares y personas cercanas de quien se va. Aunque se comprende y se sufre la ausencia de ese ser que ya no está, el ritual para despedirlo tiene ciertos parámetros establecidos moralmente que no han sido modificados a lo largo de la historia.
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Ese proceso de entierro de los restos o atesoramiento de los mismos, ha empezado a ser repensado como el inicio de algo nuevo, ligado a la necesidad que tiene nuestro planeta para reforestar sus bosques y volver a recuperar parte de los pulmones que nos proveen de oxígeno, lo que llevó en los últimos años a varias empresas con responsabilidad ambiental a plantearse un proceso para el surgimiento de una nueva vida a partir de las cenizas de otra.
Aunque son muchas las compañías que han propuesto diferentes formas de aprovechamiento del material orgánico que queda como resultado del proceso de muerte y sepultura de un cuerpo, Bio Park, una filial de la empresa canadiense Bios, es la primera en desarrollar un espacio legal y seguro para quienes apoyen el nacimiento de un nuevo árbol teniendo como abono para su crecimiento la esencia de su ser amado.
La vida continua de otra forma.
Bios es una empresa enfocada en la vida después de la muerte. Sus primeras incursiones en el sector fueron con sus famosos recipientes biodegradables que contienen las cenizas de la persona o animalito fallecido junto con las semillas que constituirán un nuevo árbol.
Hasta ahora, su servicio solo había estado enfocado en otorgar estas cápsulas para entierros privados, sin embargo, de la mano de la nueva ramificación en la empresa, Bios Park se convirtió en el primer cementerio ecológico en el mundo. Está ubicado en Quebec, dentro de las instalaciones del Cementerio Católico de Granby, después de llegar a un acuerdo con el mismo, que cedió parte de su terreno para plantar estos pequeños árboles convertidos en símbolo de eternidad.
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Su nombre, que no puede ser más poético, está relacionado con el ciclo de la vida que se genera a partir de la siembra de los restos de un ser humano: Le Boisé de Vie o El Bosque de la Vida, está pensado para ser un espacio donde los familiares puedan tener un momento íntimo para compartir el dolor de la pérdida y, al mismo tiempo, sentir tranquilidad por la vida que se manifiesta a partir de ella.
Un momento de profunda libertad.
La empresa cuenta con diferentes empleados que están dispuestos a cumplir los deseos de los familiares que tienen la libertad de cambiar lo que quieran, haciendo de su proceso algo individual y ceñido a sus propios planes sin tener que recurrir a tradiciones previamente ensayadas o establecidas.
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Un pequeño pabellón construido en el centro del lugar es un espacio que ofrece la empresa para las familias que quieran realizar pequeñas ceremonias antes del acto de plantación donde todos pueden participar en la medida que lo deseen. Desde excavar y regar hasta ser la persona que coloque la urna en la tierra, todo es válido y es el cementerio quien se adapta a las peticiones de las familias.
Bios, además, permite que los miembros de una misma familia sean enterrados juntos, creando una pequeña consecución de árboles que pueden permanecer unidos a través del tiempo. La empresa no solo busca generar un espacio para crear vida a partir de otra haciéndole un bien al planeta, su principal misión es generar tranquilidad en los seres queridos que despiden a un familiar, para que entiendan que ese deseo por vivir puede continuar impreso en un magnífico árbol que crecerá con el tiempo.
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Esperamos tener este tipo de lugares pronto en todo el planeta.
Fuente: Bios Park.